En las tardes fumo pues me conmueve el frío. En la esquina donde pudren alhelíes tomo asiento y observo el temor humano por la pertenencia. Asombroso cuando transeúntes, alertagados frente a una posesión, conocen nuestros movimientos.
La gota ya no alivia escarlata, al ojo poco le importan condiciones cromáticas impulsadas por barbarismos en nuestra replana.
Persecución para el rapaz, amante de otras floras. Son los dedos el rodillo amarillento de esta fábrica, maquinas enrolladoras, locomotoras en el parque ... y el papel de liar, oh, diáfana pulcritud de los menesteres, desvarío a diario!.
Los desconocidos califican y hablan cuando nos cruzan, y mirando hacia abajo, temerosos por su inversión, sienten la fragancia de africanas esencias. Luego, lejos , repiten las clases de colegio, la orientación benéfica del educando, mienten cuando dicen que no podían respirar, que lo evitaban. Fumamos en un lugar con nombre de virgen. No somos amigos exactamente, somos gente en general, todos hemos llegado necios o ciegos alguna vez.
10 comentarios:
compacto.
Sentada entre las hierbas altas, siento la tristeza mirando las luces lejanas de la ciudad.
Aspiro, inspiro.
Repentinas rojeces de interior verdoso suicidan el adverso y crecen mi rabia de dientes de sable.
Y mientras miro, mastico la tristeza de esperar un futuro tan innecesario como ausente.
Un soplo de aire libertario...
Besos.
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