lunes, 14 de abril de 2008

Relativo


Entre los cuerpos celestes existe un respeto magnánimo, como el latino que siempre llora, conmovido por el azar o la intuición. Podría ser algo más, algo intenso que crece y finaliza en la gota pendiente de un hilo. Podría ser algo menos, algo externo que se comprime y caduca ante los ojos, extorsionándolos. La solución es la fosa individual, el aislamiento meritorio de la locura. Sí, se trata de encierro, de lo no recomendado para la piel y la crítica, para el entorno que diferencia y clasifica.


Violencia nos distinguirá, sabiduría e historia nos apoyarán. Nuestro caso es la antorcha, ir, ir a ver, ver e irse. En un acto cualquiera el pasado influye y dicta sentencias, como el tropiezo de una gran nación debido a un pequeño pueblo.


Aquí nuestros niños también juegan con pistolas, mas en zonas mediorientales las estudian, ensamblan y veneran, pues vivirán de ellas. En su cultura no existe el miedo si hay un objetivo. Acá arma somos, pensamos balas, el proyectil que choca y se desusa, mientras en palacios la pistola descansa y apunta por la ventana esporádicamente.