En las tardes fumo pues me conmueve el frío. En la esquina donde pudren alhelíes tomo asiento y observo el temor humano por la pertenencia. Asombroso cuando transeúntes, alertagados frente a una posesión, conocen nuestros movimientos.
La gota ya no alivia escarlata, al ojo poco le importan condiciones cromáticas impulsadas por barbarismos en nuestra replana. Persecución para el rapaz, amante de otras floras. Son los dedos el rodillo amarillento de esta fábrica, maquinas enrolladoras, locomotoras en el parque ... y el papel de liar, oh, diáfana pulcritud de los menesteres, desvarío a diario!.
Los desconocidos califican y hablan cuando nos cruzan, y mirando hacia abajo, temerosos por su inversión, sienten la fragancia de africanas esencias. Luego, lejos , repiten las clases de colegio, la orientación benéfica del educando, mienten cuando dicen que no podían respirar, que lo evitaban.
Fumamos en un lugar con nombre de virgen. No somos amigos exactamente, somos gente en general, todos hemos llegado necios o ciegos alguna vez.
viernes, 31 de agosto de 2007
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4 comentarios:
holaaaaaaaaaaaaaaaa
Dióxido carbónico de chispas rojas que provoca el parecer de mi alma. Descubre que el frío de los azulejos susurrantes no padece de sentido. Vuela, vuela en el mundo real. Vuela como olas en la mar, para que nadie te pueda atrapar.
A mi también me gusta fumar cuando el frío me acaricia la piel.
Respire bien.
No entiendo mucho de lo que escribes. Chévere que lances y te destruyas el cerebro, camarada.
Kawabata es un maestro. En la consición zen está mi aprendizaje.
No hay por qué alejarse de este instante en el que lo tengo todo, soy feliz, nada me falta y me río como Dios detrás del teclado.
Siempre he tenido la sensacion (tal vez equivocada) de quienes fuman como personas que piensan mucho. mientras le humo entra a tus pulmones, la mirada se fija en nada y hace como que piensan yo no lo se.
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