viernes, 24 de agosto de 2007

Piedra Jabón

Ayer creí haber perdido la pipa de cerro azul. Ayer, sentado en un millar de veredas, subyugado por la lluvia y por la importancia de una fecha con sentido, una flecha consentida, me puse de pie imposibilitado de memorias a corto plazo. Además, las patrullas creadoras de molestias llegaron en busca de luciérnagas desinteresadas de la vida y me pasaron por alto pues uso zapatos y camisa, sin saber que en mis bolsillos siempre hay más de lo que buscan. Mientras me alejaba con las manos en los bolsillos sentía la presencia de aquel objeto entre hilachas díscolas, el lado rebelde de cualquier prenda.
Desempaqué al llegar a casa, dispuesto a dormir a Morfeo con el zorrillo herméticamente encarcelado. Encontré al zorrillo pero no su recipiente lítico, una bella consejera dijo"Anda,búscala, seguro esta en el millar de veredas, debajo de una banca, la carne de porcino hace olvidar, crea apuros". No fui, di por perdida la pipa de cerro azul, al menos el zorrillo estaba conmigo, el paso anterior de la materia prima. Recordé sin melancolía cuando recién adquirí mi pipa, las ventanas cerradas en el cuarto más pequeño de la casa durante un duchazo pre-mar, al salir pocos ignoraban perfumes pero todos tenían su misterio, su pareja comprensiva, su espejo abierto. Afortunados días, afortunado yo: el invitado. Con el tiempo, accidentes evitables fragmentaron ese objeto, pero igual salvaba la vida el recipiente lítico aunque ductos ya no existieran y labios ajenos se acostumbraran lentamente... después de evocar me resigne al papel, al diáfano arroz.
Hoy, saliendo al trabajo, sentí una piedra en las mangas : recipiente lítico, cerro azul que aún me sigue. Admito que me alegró un poco, de haberlo sabido me hubiera levantado más temprano para reunirla con el zorrillo en un desquite de parientes separados. Ya habrá tiempo.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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