lunes, 14 de abril de 2008

Relativo


Entre los cuerpos celestes existe un respeto magnánimo, como el latino que siempre llora, conmovido por el azar o la intuición. Podría ser algo más, algo intenso que crece y finaliza en la gota pendiente de un hilo. Podría ser algo menos, algo externo que se comprime y caduca ante los ojos, extorsionándolos. La solución es la fosa individual, el aislamiento meritorio de la locura. Sí, se trata de encierro, de lo no recomendado para la piel y la crítica, para el entorno que diferencia y clasifica.


Violencia nos distinguirá, sabiduría e historia nos apoyarán. Nuestro caso es la antorcha, ir, ir a ver, ver e irse. En un acto cualquiera el pasado influye y dicta sentencias, como el tropiezo de una gran nación debido a un pequeño pueblo.


Aquí nuestros niños también juegan con pistolas, mas en zonas mediorientales las estudian, ensamblan y veneran, pues vivirán de ellas. En su cultura no existe el miedo si hay un objetivo. Acá arma somos, pensamos balas, el proyectil que choca y se desusa, mientras en palacios la pistola descansa y apunta por la ventana esporádicamente.

Servernoia





Desde todo ángulo me miran, ojos duplicados tras una mesa, debatiendo un soliloquio. Suspensivos los pasos de la tardía benevolencia, el águila de quinto piso que no mira el lago, que no regurgita. Avanzada la tecnología que encarcela, que vigila mediante desdoblamientos cual sedante gatuno, que reemplaza progenitores a la hora del cuento.


Ellos son Dios en un perímetro de 200 metros cuadrados, cuando cruzan la puerta, al accionar botones rojos en supresores de picos. Acepto mi culpabilidad de ser mortal humano en este edificio ya que no debería estar acá, siendo pseudo ser visual cercano a la imagen y desligando la palabra de los libros.


Las redes atrapan peces, los peces siguen logaritmos día a día, se advierten entre ellos de estos peligros pero a los segundos olvidan. Las redes vigilan diálogos, caen en suposición pues odian el movimiento, la moción de cualquier sujeto. Espero entretenerlas un poco si están ahora sobre mi, durante el golpe de teclado, pues siempre produzco y no atraso sus ciclos. Ahora, solamente con un silbido moro en el oído, pierdo el fondo y la figura, caigo en confusión causada por mecanismos cotidianos que ya pasaron a lugar trivial.



Cuando la vigilancia desciende, cuando el águila se posa en segundas ramas y no en cúspides, cuando Dios se acerca a la puerta sin intenciones de salir, siento que me mira como si yo ignorara que también antes me miraba.

miércoles, 2 de abril de 2008

Copera.

En las tardes fumo pues me conmueve el frío. En la esquina donde pudren alhelíes tomo asiento y observo el temor humano por la pertenencia. Asombroso cuando transeúntes, alertagados frente a una posesión, conocen nuestros movimientos.

La gota ya no alivia escarlata, al ojo poco le importan condiciones cromáticas impulsadas por barbarismos en nuestra replana.

Persecución para el rapaz, amante de otras floras. Son los dedos el rodillo amarillento de esta fábrica, maquinas enrolladoras, locomotoras en el parque ... y el papel de liar, oh, diáfana pulcritud de los menesteres, desvarío a diario!.

Los desconocidos califican y hablan cuando nos cruzan, y mirando hacia abajo, temerosos por su inversión, sienten la fragancia de africanas esencias. Luego, lejos , repiten las clases de colegio, la orientación benéfica del educando, mienten cuando dicen que no podían respirar, que lo evitaban. Fumamos en un lugar con nombre de virgen. No somos amigos exactamente, somos gente en general, todos hemos llegado necios o ciegos alguna vez.

Elt, seudónimo con aparente sin razón.


Espinazo como esencia de idea, como apócope de este expresivo indio cuyos padres, alguna vez, leyeron literatura europea. Poco lumínico el espectro que coexiste sin cuenta regresiva, rutilante sombra bajo la crueldad de la cereza: fruta con ámbito tenebroso y hartazgo de tragicomedias.


Lucir más ancianidad de la que el tiempo predispone o aproxima da reseña de tu adultez de infante, tu gusto por el THC, el añejamiento de frutas, y la evolución de la base.

Luces disgusto, noble acción, afirmación de cámaras, tiniebla deletreada. Corten. Corten cuna, corten cetáceo, corten todo menos el fluido selvático de mi estrella circulatoria, mi vena estelar.

En lo recóndito de la baja selva vivían mis ancestros subyugando constrictoras, ilusionados con el proceso magnificador de rostros que obvia el paso y la prioridad de la tinta vegetal. Y aunque alejada estuvo la lucidez pudo comunicar a la aldea que la cocción de la abuela necesita de otra hoja para equilibrar el auto-conocimiento. Es benigno y cierto. Sabor de raíz.



Mis bellos lados siempre me acompañan al impedir la ley, hobbie nocturno de la bomba y la difusión de etiquetas, sensación de estar sin ser. Onírico mi estilo, mi alucinación se aproxima al ser puntiagudo y al ojo que lo humaniza. Ya que es de día cierro el cuerpo y lanzo, lanzo visión. Ondas no me hablan, ni me desean, simplemente soslayan.