jueves, 25 de octubre de 2007

Parrilla, conchetoro y larva


Ciclo vital de mosca. Sueño de vida, un paso, dos pasos, pupa, un paso, mosca. Sueño no "kafkiano", no checo, además soñar es el idioma, el nombre de roedor oriundo, de plus ratón, de mus cuy. Metamorfosis de una ruta indefinida, de una larva hacia las cucarachas tibias del desfogue temporal y horario, la mitológica y contemporánea idea de la supervivencia. Cambio volátil, rutinario y andariego, proclive al deseo y a la referencia equivocada, deseoso de cruzar un hito real para abstraerlo en un diálogo de puntos llanos y foráneos. Metamorfosis de cráneo, de sangre que gotea la vereda, sangre libre para formar una costra necesaria. Más fulminante la solución que la llegada, la cicatriz sin accidente que se cose una y otra vez, costura de personajes "Shakespearianos" influyentes en el mescal.

Un tipo se desdobla, se bebe, se cocina, espera en la puerta del cielo lejos de la pampa, del sur, de los cuatro mios, los cuatro tuyos, los cuatro suyos. San Pedro cuida los sueños que pasan la medianoche, los otros quedan en la locura pues son el chamanismo sumado a la inexperencia, calificación que no sobrepasa el 10 según sistemas educativos de esta mi tierra.
En otros lares pamperos el 10 es un ser, un deportista que aleja al deporte de su vida y en una línea de alba celebra con parrillas, costillares, una res que se volvio pastor. En cambio, en una franja sureña el 10 es un porcentaje del educando al que otorgarán "bilingüilidad", opción de tener un tío que no ama a sus padres, ni a su hermano, que los consumirá lentamente junto con un águila calva impresa en papel moneda. Acá el 10 es una fecha lejana al cívismo, un 10 de Noviembre o un 10 de Junio son lo mismo, valen igual para mi tradición, para el relevo de las manos que no buscan metas en la unión de América si no en la unión infinita entre los datos y el zoom de mi cámara, el largo alcance del estúpido disparo fronterizo.




miércoles, 24 de octubre de 2007

Al lado de pasada habitación.


Lugar de llaves, lugar para llaves, ingreso inocuo de rapaz sobre la madera sórdida que guarda un papeleo veloz en tumulto, en turnos sin contorno de ave nocturna. Apertura de alas es abrir el cajón, cambiar de sala, husmear más a fondo en la herida común del desorden propio, expropiación de una patria sin habitantes pero con bandera que define la locación del dueño, aquella señal importante que nunca veo, que todos ven, error de cría.

Espacio con objetivo, con objetos, acompañante reconocible cual manija giratoria o diseño estático. En la calidad de juegos felices que acompañaban la baja de espuma sobre parqué, el niño tranquilo, el señor tranquilo, existen otras calidades que nadie cuantifica. ISO. Calidad de un señor cuyo nombre es festín, sonriente ebanista que cruza parques.
Regresando al punto inicial, la vida se almacena sobre el mueble definitivo, el mueble marrón del mochuelo sabio. Algunos pisos necesitan llave otros no, no estoy seguro como corre la exclamación de la primera persona que es música, que también es batalla. Hace unas horas busque un juego de cuchillas en el fuerte recuerdo de aquella materia móvil y no hubo hallazgo ni premonición, menos hilarante cumbre. El punto es que el tiempo cambia espacios. Guarda llave.

Hoy menos uno.


Ayer la vida siguió fuertes paralelas en una isometría de aniversario, de "mensuario". Comprender hasta donde se estira la acción, la variante de la acción, es un feliz espectador sin punto de vista, lejano a la opinión.


Fue el mismo día pero diferente, con un ente nuevo que conservaba la culminación en botellas, procesando añejamiento. En la esquina de una extraña calle reptan serpientes rayadas, paralelas por cada metro, alejándose con ángulos iguales; las serpientes solo buscan crear la primera vocal sobre los cubos de la fecha, la estrecha senda del quemado, del errado andar que finalizará para rebobinar todo podiendo darse media vuelta en este instante.

Saenz Alvarez


Entro a un cuarto jugando con el vino clásico de una fuerza inminente que destroza 2 zonas de guerra, veteranas socorristas de una tienda exitosa. En el valor de sus ocasos, que nunca permanecen para admirarlos, se presiente la calamidad de una decepción llorosa que zozobra en la felicidad de liar y en la capacidad de este espacio.


Mas es de aquí que parto a otros espacios con niveles desérticos y niveles sobrepoblados con necesidad de más y más, pues de eso depende la supervivencia y el alumbramiento de nuevos cajones con color de pastilla, no existe bacteria combatiente pero ahí están los remedios guiados por foráneas presencias, esperando la caída, la invención del algo antiguo. Y es en los brillos de la piel descubierta, sobre la ventana con cráneo que hoy se expone al sol, en la historia derivada de una cicatriz frontal, donde se tallan los pesebres para los temas de columnas, aires, escaleras, escaparatismo.Malditas boas decoran ventanas y puertas gigantes con flores creadas por otras boas, nacidas en seco estanque.


La primera habitación cual punto inicial calibra el flujo de rostros finados en lo que continua siendo un arcaico trueque, la evolución de lo mismo, la involución de lo casi imaginado, la devolución de lo mismo. La segunda habitación, espacio reciente y fresco donde todo el mundo es callado, miss callado, vivo en callado, no encallado, es el punto donde intervine con adhesiva frecuencia, con frecuencia de taxi blanco que es un bus, por eso te acompaño caminando al callado.

viernes, 5 de octubre de 2007

Yo hago el bien cuando guardo silencio, cuando en el pétalo fresco de una rencilla casi regada en totalidad se esfuma un mítico adagio, un golpe de cocción en el corazón.

Hoy es otro día lejano a la toma de aquella Bastilla, al inicio del primer corto párrafo. Hoy todo es diferente y estoy contento en una vida de diferencias que culminan en la misma referencia del primer párrafo. Y sí, también estoy drogado y compito frente a la pantalla en un juego de comunicaciones empíricas.Que tal locura la del ajedrez que se perdió y resucito en pitbull.

Además en la pared están los primeros párrafos que condensan tanto que al final ni existen. Es que es son así como una orquídea: desconocidos.