miércoles, 19 de diciembre de 2007

Como si no importara.



Un Elliot Calixto cualquiera, el que fuera, como fuera, cual borrador sin quemada o ilusión adversa, desempleado, de marca la que sea pero que compita y se aprisione ,con duendes o hadas del opio, por una nueva editorial.

"Dame una palabra cualesquiera"- dice uno a través del ventanal más conmutable. Pasa un segundo, cuatro, ocho , dos. Ya no pasan los híbridos y respuesta adquiero - "Cualquiera"."Borrador"."Dolor"... Ya no recuerdo que más nombró, laguna y pez.

Otro olvido corriente, silvestre, común, un olvido cualquiera.

El 23 cual 23 es también un número cualquiera, un asiento de avión, de vía terrestre, de vía férrea, la habitación errónea, otra opción sin lotería, o quizá tu coordenada en un restaurante; pero en si el 23 es una exactitud más suiza, más auxiliar, más colateral, no es tan cualquiera, aunque la calificación adjetiva se debe a la perspectiva.

Como decían los nombres que hacen de frases o frases que hacen de nombre de mi hermano peyote : " Vendo ropa sin marca, sin talla, sin color exacto...". Bah!, que porquería la actualidad. La rareza de mi dedo usando onomatopeyas.

Les brindo felicidad cualquiera para sus dengues y mosquitos, menos para mi otro hermano el que ya posee felicidad interminable, aunque quien será ese kilate, otro cualquiera por la calle, yo locote. Cualquiera.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Otro Decamerón.



Oración tuya, mano sobre mano, rodillas que pretenden juntarse sin humedecerse de mí pero al fluir no se le esquiva, y menos al fluido del origen. Tú dices pero somos nada y tu palabra queda en las menciones poco cubiertas por el hilo, mientras el errante reo de cárcel perlada desciende por las vertebras finalizando tu espalda, buscando dar una vuelta a la manzana y besar el alma del crío. El arma retumba bella, velo, vello.

Magia para ti, dentro de ti, dentro y fuera de la ducha, la ducha y la veleta, corre fuerte el aire detrás del biombo pero no lo suficiente para aplacar tu aliento, la plácida fricción que se conduce ,ebria pero sin zigzag, en dicho canal de ojos semi-cerrados.

Todo parte y finaliza en tus sonidos primigenios, tu jadeante actitud innata que sin mi desconocías, tu cuerpo desnudo objetando al obturador con fuertes movimientos, constantes movimientos. Otorga dulzor la fruta y acidez la carne. Bebe. Ven y bebe la galaxia, la vía láctea que alguna vez tembló.

Yo bebo tus caderas, fumo y continuo. No respiro profundo pues no me concentro en mi cuerpo, me concentro en el tuyo que va exaltado en el riel, tu pequeña boca y el riel.